-Jimena, hace más de dos meses que te fuiste, y he estado
tan ocupado buscándote que no me he dado cuenta de que era
yo el que estaba perdido. Pero, al final, Culebra me ha
encontrado y me ha dado el empujón necesario para salir a
adelante. Así que no voy a dar marcha atrás de nuevo. Llegó
la hora de enfrentarme a la realidad, y la realidad es que
tú ya no formas parte de este viaje. Pero, los chicos sí, y yo,
y sé que sin ti esto va a ser muy duro. Voy a tener que
esforzarme el doble en todo, tengo que quererles el doble,
ser el doble de fuerte, de comprensivo, de valiente y el
doble de sincero, como los buenos padres. Ya lo ves, esto
que empezamos como una familia de mentira, hace tiempo
que es una de verdad, y me alegro de que seamos una familia,
que nos tengamos los unos a los otros, que no estemos solos y
perdidos por ahí, porque por muy duro que sea el golpe, sé que
estando juntos podremos levantarnos y seguir luchando. Y ten
por seguro que el mayor golpe fue perderte, Jimena, pero ya
está, me quedo con todo lo bueno que nos diste. Hoy, hace 72
días que te fuiste, y esta es la última carta que te escribo.