-¿Sabéis quiénes sois? Sois los Montesco y los Capuleto.
-Te refieres a... ¡Ah!. Bueno, al menos no soy Romeo.
-Claro, esa es la obviedad del siglo.
-No, no, no. Si yo encontrara el amor de mi vida, no me
quedaría plantado como un idiota susurrando en el
jardín, sino que me la llevaría de ese maldito balcón
y zanjaría el asunto.
-¿Crees en el destino?
-¿Y tú?
-Diría que sí. Y creo que por el destino estoy ahora aquí.
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